El futbol, en todas sus modalidades, no tiene lugar en mi vida ni razon de ser. Desde la remota epoca de la escuela secundaria en que se me obligaba a jugar futbol contra notas aprobatorias (y con visualmente nefastas consecuencias), no quito el dedo del renglon impidiendo toda relacion, incluso aproximativa, con el mundo del balon.
Sin embargo, voy a detener mi espiral de odio unos segundos para dejarme invadir por una (ligera pero real) sensacion de admiracion hacia varios jugadores de la Seleccion Nacional de Iran (solo de escribir las palabras seleccion nacional siento el vomito subir hacia mi boca, pero vale la pena), que osaron mostrar su apoyo a los manifestantes en Iran hace poco desde algun partido en el extranjero.
A su regreso a la patria, se les detuvo y se les corrio de la seleccion de por vida y sin decir ni agua va. Que corrientada!
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